Los teléfonos inteligentes y las posibilidades de conectarnos a Internet en cualquier lugar y momento nos acercan a personas que tenemos lejos geográficamente o a quienes no podemos ver tan seguido. Sin embargo los que desarrollan una adicción a este medio corren el riesgo de sufrir de depresión, ansiedad, estrés o incluso la sensación de sentirse solos
Si usted dedica más de 30 horas de su tiempo de ocio semanal a navegar por Internet, descuida sus relaciones personales, pierde horas de sueño, no puede controlar el tiempo que pasa en línea o sufre ansiedad cuando apaga la computadora o si su celular se descarga, podría ser catalogado como ciberadicto.
El estar constantemente pendiente de mensajes entrantes o de si el teléfono suena o vibra, y tener activadas diversas alertas de noticias y de correos electrónicos entrantes, puede abrumar a quienes no pueden dejar un solo mensaje sin revisar o contestar, o no resisten el impulso de ver todas las notificaciones de inmediato. Esto lo dijo una universidad de EEUU
¿Por qué nos hacemos adictos al celular?: segun un informe en un medio profesional en el tema "La adicción al teléfono inteligente comienza cuando se forman conexiones neurobiológicas en el cerebro. Esto funciona de una forma similar a como funciona la adicción a opiodes o a personas que toman oxitocina para aliviar el dolor".
En otras palabras, las notificaciones, vibraciones y alertas en nuestros teléfonos nos hacen sentir comprometidios a revisarlos y, para ello, utilizan los mismos caminos neurales en nuestros cerebros que se utilizan para alertar de posibles daños, como el ataque de un depredador.
Esto se complica cuando existen muchos trabajos para los cuales es necesaria la conexión a Internet, lo cual también pone en riesgo a las personas que necesitan estar respondiendo correos electrónicos laborales y resolviendo asuntos de trabajo en su tiempo de ocio.
Esto hace que la persona tenga menos tiempo de descanso y mayores posibilidades de adicción al trabajo. Tal situación pone en jaque la salud mental y esto, a su vez, hace que la ansiedad y la depresión pueden encontrar terreno fértil. Se entrevistaron a mas de 135 jóvenes entre 18 y 35 años. Al analizar sus respuestas, se vio que cuanto más usaran los teléfonos, mayor era la sensación de aislamiento, soledad y ansiedad. Más aún: muchos decían sentirse "deprimidos".
Los investigadores afirman que esta soledad es consecuencia de tener menos interacciones cara a cara. También desaparecen otras señales no verbales de lenguaje que no pueden darse a través de un teléfono. Asimismo, se encontró que esos mismos sujetos de estudio estaban acostumbrados a hacer varias cosas a la vez: estudiar, comer, estar en clase y tener varias pantallas abiertas en su computadora.
Riesgo de depresión
Sin embargo, de acuerdo con Peper, este multitasking termina siendo un semitasking, es decir, la persona hace dos o más tareas al mismo tiempo, pero las hace con la mitad de la calidad o en el doble del tiempo que si realizara una sola tarea a la vez.
Además, los jóvenes que utilizaban más su celular tenían un dolor de cuello y eran mas propensos a problemas de espalda. Esta no es la primera vez que una investigación asocia la adicción a Internet con depresión o ansiedad. En el 2010, psicólogos de una universidad deel reino unido evaluaron el uso de Internet y los niveles de depresión de 1.319 personas con edades entre 16 y 51 años, residentes en el Reino Unido.
El documento, publicado en una revista, señaló que los jóvenes eran los más propensos a sufrir adicción a Internet, mucho más que que los usuarios de mediana edad. La edad promedio del grupo de adictos fue 21 años. Además, los adictos tuvieron una mayor incidencia de depresión, de moderada a severa, que los usuarios no adictos.